España dispone de dos tipos de pruebas
para el diagnóstico de infección por coronavirus. Por un lado, existen las
pruebas que intentan demostrar la presencia del virus en nuestro organismo,
como ocurre con el test de antígenos o la PCR. Por otro lado,
disponemos de pruebas que buscan si el cuerpo humano ha producido anticuerpos
frente al virus.
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Las PCR:
Con estas pruebas, se trata de detectar la
presencia en el cuerpo del material genético de un agente infeccioso, en este
caso el ARN del virus.
La PCR es un procedimiento rápido, sencillo y
que proporciona resultados en pocas horas. Cuenta con una fiabilidad alta con
más del 95% en pacientes que presenten suficiente carga viral y síntomas. El
resultado es positivo cuando el análisis de la muestra respiratoria (obtenida
de boca y nariz) muestra la presencia de ARN del virus, confirmando que la
persona se encuentra infectado por Covid-19. Asimismo, las PCR se suelen
emplear en estudios de contactos, para pacientes asintomáticos.
Actualmente en total, en España se han
realizado aproximadamente unas 14 millones de pruebas PCR desde que comenzó la
pandemia por Covid-19 (febrero 2020).
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Pruebas de detección rápida de antígenos:
Estas pruebas tratan de detectar, mediante
reacción química, las proteínas que se encuentran en la superficie del virus,
también conocidas como antígenos. El procedimiento para obtener la muestra es
el mismo que en la PCR. Es decir, la muestra se mezcla con un reactivo que
libera proteínas específicas y se coloca en una tira de papel. Si, tras 15
minutos, en la tira de papel aparece una reacción, significa que el resultado
es positivo.
La prueba de antígenos es más barata, rápida
y sencilla que las PCR, ya que no requiere el análisis de muestras por parte de
un laboratorio y el resultado se conoce en sólo 15 minutos. Sin embargo, este
tipo de prueba se emplea en pacientes con alta carga viral o aquellas personas
que se encuentren en el pico de la infección.
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