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Úlceras arteriales y úlceras venosas



Las úlceras arteriales son lesiones que aparecen como consecuencia de un déficit de riego sanguíneo y procesos isquémicos crónicos, siendo la obstrucción arteriosclerótica la causa más importante de los procesos obstructivos arteriales de la extremidad inferior. Suelen localizarse en las zonas más distales, donde la circulación depende de capilares de menor diámetro: superficies óseas, punta de los dedos, interdigital, talón, etc.. Por lo que debemos realizar una exploración minuciosa. Suelen ser de un tamaño pequeño, superficial y bien delimitado y con una costra o placa necrótica en su superficie que, al retirar, encontramos un fondo necrótico y con esfacelos y sobreinfección de la úlcera, situación que empeora su pronóstico. La piel de alrededor suele ser fina, sin vello, brillante y fría.
El/la paciente presentará dolor intenso y profundo que se desencadena con la elevación de la extremidad y la actividad física, lo que conocemos como claudicación intermitente, además de la ausencia o debilidad del pulso medio.
El tratamiento que se debe utilizar para estas úlceras arteriales es realizar un desbridamiento quirúrgico, tratar la infección en caso de necrosis o gangrena húmeda y evitar vendajes compresivos. Es recomendable administrar tratamiento analgésico al paciente previamente a las curas, además del control de sus factores de riesgo.

Las úlceras venosas son el último grado evolutivo de una circulación de retorno venoso deficiente de larga evolución que se encuentra descrita en la clasificación de Widmer. Se localizan en superficies óseas, especialmente en zona paramaleolar media o supramaleolar interna. Son de forma redondeada y tamaño variable. El color del fondo es generalmente eritematoso y congestivo, su secreción puede aumentar o pasar a purulento en caso de sobreinfección. La piel perilesional suele ser fina, caliente y edematosa, de color oscuro por la extravasación de hemosiderina provocado por la éstasis venosa, también conocido como dermatitis ocre. Los pulsos distales están presentes.
El/la paciente suele presentar dolor moderado hasta ser asintomático, por lo que es frecuente que este tipo de úlceras sean hallazgos casuales cuando el l paciente consulta por otro motivo o estar desencadenadas por traumatismo casual con una “herida que no se cura”.
El tratamiento sería una limpieza y desbridamiento de tejidos necróticos, en caso de exudado, aplicaremos apósitos absorbentes, además de tratamiento antibiótico sistémico en caso de encontrar signos de sobreinfección. No debemos olvidar mantener la piel perilesional limpia e hidratada, además de la educación del paciente en medidas posturales y el uso de compresión terapéutica.

 Infografía: enfermera creativa


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